lunes, 12 de abril de 2010

HACIA UNA SOBERANIA PLENA EN EL ATLANTICO SUR

Los argentinos desde hace 40 años hacemos de la política una larga discusión inconducente, en lugar de usarla para transformar una realidad que nos agobia, esclaviza y hace vivir en forma indigna a gran parte de los argentinos.

Mapa de las islas argentinas del Atlántico Sur

Si la política es el arte de lo posible, y lo posible es lo que vivimos; los que la ejercen, deberían apreciar que han reducido un potencial inagotable a su mínima expresión.

Si observamos lo hecho por Argentina, respecto a la ocupación inglesa de “Malvinas” y los mares circundantes, apreciaremos, que no hemos hecho otra cosa, que declamar derechos y reclamar del Reino Unido, que haga por nosotros, lo que nosotros no hacemos por nosotros mismos.

Malvinas, es en realidad, un modelo de la dificultad que tenemos por resolvernos a ser un gran país; dejar de ser un recordatorio de glorias vividas, y decidirnos a proveer un bienestar posible al conjunto de los argentinos.

En el mar, no hemos sido capaces, siquiera, de acordar con Uruguay, después de 36 años de firmado el Tratado del Río de la Plata; y ello ha llevado, a que hagamos una inadecuada administración del recurso pesquero, causando depredación.

No se trata entonces, de las contrapartes que nos toca lidiar, se trata de nuestras propias incapacidades, para llevar adelante ideas, en forma sostenida, con firmeza, creatividad y discusión democrática, para aspirar a un país, fruto del esfuerzo interno y no de la circunstancia internacional, ajena a nuestra decisión.

Brasil y Chile están hace décadas en este camino.

Seguramente, de cara al bloque continental de la Unión Europea, se desdibujan las defensas de los límites nacionales; pero, sino analizamos nuestra situación actual, cuando se profundice un Mercado Común Latinoamericano, habremos de darnos cuenta de la situación de debilidad que habremos de insertaremos en el nuevo mundo.

El mar argentino y los archipiélagos del atlántico sur son parte de nuestro territorio, no lindan con el.

Por esos espacios, perdieron la vida de nuestros connacionales; se nos exige entonces -al menos- que aportemos ideas concretas, que revaloricen ese territorio y su relación con el continente y seamos capaces de proteger los recursos naturales que hoy se apropian impunemente otros Estados que depredan nuestra riqueza y de las generaciones venideras.

Para ubicarnos en tema, repasamos brevemente, algunos hechos, de modo de promover los cambios, desde la situación fáctica en la que nos encontramos.

La Ley 23.775 fue vetada parcialmente para evitar provincializar el conflicto de Malvinas; pero este veto se dejó sin efecto por la reciente Ley 26.522, dando lugar -erróneamente- a la Gob Fabiana Ríos, a referirse a las regalías que le producirá el Petróleo extraído ilegalmente los ingleses, cuando estas cuestiones deberían tratarse de país a país.

Los ingleses han avanzado sostenidamente sobre nuestros territorios y recursos, y estas cuestiones no pueden quedar en manos de un Gobernador de Provincia.

Tampoco dar ligeramente propuestas de cooperación con el enemigo, que aunque suene un poco fuerte la denominación, esa es la calificación que merece el gobierno del Reino Unido:

Que mató argentinos; que en 1982 declaro “zona de exclusión militar” en las Islas.

En 1985 inauguró un Aeropuerto.

En 1986 decretó una "Zona de Exclusión Pesquera”.

En 1986 avanzó en la ocupación de los territorios marítimos y la Antártida; y bajo la fórmula del “paraguas”.

En 1990 amplió el mar territorial y formalizó la ZEE.

Desde entonces otorga licencias pesqueras por miles de millones de dólares y mantiene y acrecienta la ocupación militar.

Firmó en 1990 con Argentina el Acuerdo de Investigación Conjunta que le permitió conocer nuestra potencialidad pesquera en el mar argentino.

En 1991 logro que la Argentina se sumara a la “protección conjunta de los recursos pesqueros argentinos” que le aseguraba la llegada de los recursos a Malvinas.

En 1994 instauró el GAP con igual objeto.

En el 2009 obtuvo el reconocimiento de la Unión Europea.

Además de ello nuestro Congreso aprobó en 1991 la Ley de Líneas de Base que le dio certeza territorial a Gran Bretaña sobre sus límites según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.

En 1995 ratificó a ésta última; el Secretario Felipe Solá vedó la captura de calamar favoreciendo el interés de los Kelpers.

Y en 1994 promovió el Acuerdo de Pesca con la Unión Europea; y donde a poco de iniciarse el 2010 el Reino Unido avanza en forma concreta sobre el petróleo, algo que ya habían anunciaba a inicios de 2009, sin que la Cancillería Argentina, efectuara algo más, que un nuevo tibio reclamo.

En 1991 la Ley 23.968 definió nuestras líneas de base y redujo nuestro mar territorial; pocos días después el Decreto 2623/91 tuvo que reparar el error de que las exportaciones desde la ZEE quedaban sin pagar derechos a la exportación.

La Constitución de 1994 dejo en claro que “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional”, contrariando el Acuerdo de Madrid de 1989/90 que congeló el reclamo de la soberanía a Argentina, pero por el contrario, el Reino Unido continúo ejerciendo permanentes actos de soberanía en territorios usurpados a la República Argentina.

En 1995 la Ley 24543 ratificó la Convención de las N.U. del Derecho del Mar que convalidó la pérdida de la soberanía plena en las 200 millas del Mar Territorial e ignoraba -entre otras cosas- que la merluza y el calamar migran a la alta mar y al área ocupada por los ingleses en Malvinas.

En 1997 se dictó la Ley 24922, llamada Federal de Pesca; donde la pesca, a instancias de Felipe Solá se quedó sin “Secretaría” y con la puerta abierta a la captura extranjera.

Por otra parte, empresas extranjeras desde 1982 vienen explotando sin autorización del Estado los recursos pesqueros en la Z.E.E., originados en ésta o asociadas a especies de esta zona.

Ahora empresas inglesas explotan los hidrocarburos en la Plataforma Continental Argentina, un área que dicen “cuenta con un potencial de 60.000 millones de barriles”. Faltan los minerales.

Todo ello nos lleva a pensar que el Gobierno Argentino debe pasar de la denuncia a acciones pro-activas, donde:

a) regule toda, extracción, captura, exploración o explotación de los recursos naturales vivos o no vivos en el atlántico sur;

b) cree un Ministerio del Atlántico Sur e Intereses Marítimos;

c) se denuncie los Acuerdos de Madrid celebrados entre la Argentina y el Reino Unido;

d) se denuncie a los Estados que extraen o capturas sin autorización;

e) se denuncie ante la Convención de las Naciones la depredación o contaminación del medio marino;

f) se presente al Secretario General de las O.N.U. “Las Enmiendas” en materia de protección de los recursos naturales de los estados ribereños en el mar; en la alta mar y en la plataforma continental;

g) se inicie las conversaciones con Uruguay para que en marco del Tratado del Río de la Plata, se instrumenten acciones para consolidar un Mercado Común Pesquero;

h) se declare la “Emergencia Pesquera” y la “Emergencia contra la Contaminación marina” en el atlántico sur;

i) se modifiquen la Ley 24922 para asegurar una administración adecuada del recurso a favor de las empresas nacionales;

j)se exceptúe el pago de todo impuesto a los productos derivados de los recursos naturales extraídos, capturados o explotados en la alta mar;

k) se prohíba que empresas que exploten los recursos en el atlántico sur sin autorización Argentina puedan realizar sus actividades en el continente;

l) es establezca que todas las empresas que extraigan o capturen recursos naturales en el atlántico sur con o sin autorización paguen derechos a la exportación;

m) se asignen los fondos necesarios a la Armada Argentina y la Prefectura Naval Argentina puedan hacer frente a las tareas de control, poner en funciones el Rompehielos Almirante Irizar y reemplazar el buque Bahía Paraíso.

Mar del Plata, 21 de marzo de 2010.


César Augusto Lerena

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